«Empezamos nuestra historia el 8 de noviembre de 2014, y desde entonces no nos hemos separado. Somos Miguel y María Jesús, el de San Fernando (Cádiz) y yo de Jerez de la frontera (Cádiz). Nos conocimos en el trabajo en el mejor momento de nuestras vidas y nos casamos el 21 de mayo 2016 en Bolonia (Tarifa), en la finca El Cañuelo.»
Buscábamos un sitio con vistas abiertas. La playa era una gran candidata, o bien las campiñas de Jerez. Pero lo cierto es que aquí en Cádiz tenemos muchas playas increíbles para casarse y nos decantamos por una boda de playa.
Tarifa era un sitio donde habíamos compartido muchos momentos por nuestro trabajo así que también era un sitio importante para nosotros. Nos pusimos en contacto con la dueña de El Cañuelo y fuimos a conocer el lugar. Una vez que entramos en el jardín, los demás sitios quedaron descartados. Es un sitio increíble, con un jardín entre rocas muy grandes, un lago natural y una alfombra de pinos verdes mirando al Atlántico. Cuando estás allí se perciben energías muy bonitas.
EL VESTIDO DE NOVIA
Siempre me ha encantado Yolancris y me he sentido muy atraída por el estilo de la marca, los encajes, flecos… pero sobre todo me sentía identificada igual que cuando escuchas tu estilo de música, ese que te eriza la piel.
Con el vestido me sentía yo misma, y muy guapa, más que con cualquier otro. Me probé bastantes antes y después del definitivo, pero el de Yolancris lo tuve en mi mente desde el primer momento que me lo vi puesto.
LA BODA
De la boda me quedo con muchos momentos. La ceremonia fue preciosa. En principio era una ceremonia sencilla con música debajo del gran árbol del jardín. Nuestras familias y amigos venían en pareja, nos decían sus palabras más bonitas y nos daban un globo simbólico. Yo no llevaba niños ni damas de honor, mi hermana Laura fue mi acompañante. Al final de la ceremonia soltamos los globos mi marido y yo junto a mi hermana Laura, que tiene Síndrome de Down.
A ella también le hicimos un vestido de novia porque sabía que nunca se iba a vestir nunca novia. Ese fue otro gran momento, cuando la gente la vio aparecer vestida de novia para acompañarme al altar, también se convirtió en protagonista.
Fue precioso bailar con mi marido al lado del lago y poder ofrecer una fiesta a nuestra gente en un sitio inolvidable.
A día de hoy tenemos dos hijas y estamos súper enamorados. Mi vestido está guardado como oro en paño y cada vez que lo veo me parece más bonito. Creo que es un vestido que cuando mi hija tenga 20 años seguirá siendo espectacular. Hay muchos vestidos, pero no todos pueden hacer eso en el tiempo. Es una obra de arte.
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